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Esta semana se han publicado las cifras del paro y son extraordinarias: «Baleares cerró mayo con los mejores datos de ocupación en 22 años», publicaba Ultima Hora. Sin embargo, estos buenos datos no tienen una repercusión directa en el bolsillo de los ciudadanos, que cada vez tienen más dificultades para llegar a fin de mes. Uno de los motivos es la pérdida de la competitividad, de la que ha alertado la CAEB. Cabe destacar que el PIB balear por habitante se ha desplomado, ya que ha pasado de ser el 46 de la UE al 110 en 21 años.

Otra de las causas es que el coste de la vida se ha disparado en las Islas. En este aspecto, la vivienda aparece como uno de los principales problemas de los baleares. De hecho, son los que tienen más dificultades de todo el país para acceder a una vivienda. Según Sociedad de Tasación, es necesario destinar el sueldo íntegro de 19,9 años; se trata de más del doble que la Comunidad de Madrid, la segunda que lo tiene más alto. Obviamente, esto no es posible, ya que además de abonar la hipoteca se tiene que hacer frente al pago de los impuestos, la luz, el agua, e incluso, hasta permitirse el ‘lujo’ de comer, aunque sea cada vez peor.

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En relación a esto último, la cesta de la compra en el Archipiélago balear también es de las más caras de España, igual que la gasolina, el ocio... Sin embargo, los salarios no están entre los más altos del país, al igual que las pensiones. Sin ánimo de ser catastrofista, el panorama es desolador, ya que cada vez hay más trabajadores pobres que no pueden irse ni una semana al año de vacaciones.

La parte positiva es que vivimos en el paraíso, pero la masificación turística se ha convertido en otro de las grandes problemas. Manuela Cañadas, portavoz de Vox, ha manifestado que «los mallorquines no podemos pretender ir en julio y agosto a la playa como hace años».