Viajar a la Península desde el aeropuerto de Palma se me está volviendo un infierno. De mis últimos diez viajes, ocho salieron con retraso. Cinco de ellos tenían conexión. La demora de tres de esos cinco fue lo suficientemente amplia como para no llegar a tiempo para embarcar en el segundo avión. La sensación de impotencia que producen estas experiencias supera al éxtasis de una teofanía en la playa.
Pero cuidado, esto de los retrasos no es algo propio de una única aerolínea. En el aeropuerto de Palma las demoras afectan a todas las compañías. A las de alto coste y a las de bajo coste. Lo cual es muy democrático porque nos toca a todos por igual. A los que han pagado doscientos euros y a los que solo les ha costado veinte hacer el mismo trayecto.
Retrasos peregrinos
25/06/24 0:30
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2 comentarios
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És que ho volen tot, volen vols preferents desde la Península i molt de turisme Europeu.
La massificació afecta directament a la qualitat de vida