Tengo que reconocer mi creciente ineptitud para comprender los cada vez más enrevesados pactos políticos que se están llevando a cabo en el país tras cada nuevas elecciones. El año pasado, el presidente del Gobierno consiguió serlo después de pactar con un político exiliado -el prófugo, le llaman- algo que ni el más genial de los guionistas de cine fantástico habría sido capaz de imaginar. Yo diría que ni el mismo prófugo habría podido sospecharlo jamás (y eso que hace tiempo acuñó el término ‘pactismo mágico'). Y ahora, este vuelve a tener casi en sus manos la posibilidad de tumbar al candidato socialista a la Generalitat quien, por su parte, es el que ha ganado las elecciones catalanas. Me figuro que esto de los pactos postelectorales es lo que les flipa (magia de la buena), y es lo que hace que las elecciones carezcan de sentido. Es como si ellos se dijeran para sus adentros: vosotros votad, que después nosotros ya nos arreglaremos. Algo así como las abuelas de antaño que, tras dejar que los niños hicieran de las suyas, luego los metían en cintura. La diferencia está en que las abuelas no se entrometían en asuntos ajenos. Cómo vas a comparar. Como todo el mundo sabe, tras las elecciones catalanas se dibujan dos posibles escenarios, a cual más increíble. Que los socialistas pacten con los republicanos independentistas ya puede parecer descacharrante, pero lo de que incluso el prófugo pueda gobernar a cambio de mantener al presidente del Gobierno en el poder ya es de otro mundo. Yo es que me pierdo… Con lo fácil que resulta elegir al delegado de la clase o al presidente de la comunidad de vecinos: el más votado es el que gana. Y si no te gusta, te aguantas. Yo diría que, en realidad, estos pactos solo tienen contentos a los políticos que los realizan. Y si esto es democracia (muy mágica, desde luego), que baje Dios y lo vea.
Yo ya me pierdo
Palma26/06/24 0:30
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4 comentarios
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Gaspar MelciorSr. Jovellanos, usted hace trampa con su ejemplo.
Li explic lo dels pactes, que pareix costar-li. Imaginis que son deu amics i han de triar on anar a dinar. Vuit decideixen per anar a restaurants, cada un d'ells un restaurant distint, i dos, menjar bosses de plàstic (anava a posar una altre paraula, però no crec que hagués passat la censura). Què és més democràtic?, que tots mengin bosses de plàstic o que els altres vuit s'ajuntin per triar un restaurant que els hi vagi bé (tot i no ser exactament el promès) a tots. Això és pactar, una eina completament democràtica, tant com votar. Vosté menjaria molta bosa de plàstic.
El problema es que no hay sistema bueno -al menos para el siglo en que vivimos- y nos han vendido la moto de que es el sistema MENOS MALO; pero hay muchas variantes, porque aquí efectivamente no gobierna quien recibe más votos, ni el que gobierna al final puede llevar a cabo su programa político, y ni siquiera el voto de los votantes vale lo mismo, dependiendo de los territorios... En fin...
Pues señora muy bien dicho y teniendo en cuenta que la democracia se basa en el voto de gente que en la mayoría de lis casos no tiene el más mínimo conocimiento de nada pues , I rest my case . La democracia es un error cuando es la mayoría de los ignorantes