TW
0

Les contaba el otro día que a estas alturas ya me daba igual si el eterno bloqueo del poder judicial se arreglaba o no se arreglaba, y si el PP y su arisco sector mediático, ya por la presión europea, por el desvaído ultimátum de lanzó el Gobierno o por milagrosa intervención divina, decidía finalmente soltar la presa con más de cinco años de retraso y avenirse a cumplir la ley, como en efecto sucedió para pasmo general. Y desde luego, no me he llevado ningún alegrón, no estoy encantado de la vida, y la noticia de que el poder judicial, a buenas horas, cumpla con la Constitución, faltaría más, no me da ni frío ni calor. En cambio, enseguida me interesó mucho saber qué explicación daría el PP tras su obsceno comportamiento durante más de una legislatura, que nos ha convertido en la vergüenza de Europa, y porqué ahora sí y antes no, y si sólo era por joder. Porque lo que contaría la febril ultraderecha, dentro y fuera del PP, ya nos lo sabemos de memoria. Es decir, me interesaba su relato, que como saben ustedes, hace tiempo que es lo importante de la política. El relato de los cojones, para que se entienda. Pues bien, tras un par de días de espera prestando atención, puedo informarles que se trata de una porquería de relato, sin presentación ni nudo, sólo con un desenlace llovido del cielo. Narrativa de mierda, que no narra nada. El señor Feijóo, tras alardear de su victoria y darse todo el mérito por haber hecho algo que durante casi seis años se negó obstinadamente a hacer, se jactó de haber puesto límite a «la voracidad del Gobierno para controlar todas las instituciones del Estado», y tras declarar impávido que «los objetivos están cumplidos», le quedó tiempo para atacar a la señora del presidente Sánchez por sus teóricas corrupciones. Un clásico. Cierto que se trata de un relato de consumo interno, para apaciguar a sus fieras y no para convencer a la gente, pero aun así, vaya porquería de relato. No relata nada, y aquí debo insistir en algo que ya he dicho otras veces. Si el relato es lo único que cuenta, los partidos deberían fichar escritores solventes. Sobre todo el PP. Escritores de derechas hay muchos y buenos, y más baratos que un subsecretario.