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Cuando dirigí el departamento internacional de la Presidencia del Gobierno entre 1991 y 1995, tenía por costumbre reunirme cada 3 o 4 meses con el jefe de gabinete del ministro de Exteriores y con el asesor diplomático del Palacio de la Zarzuela para coordinar las agendas de todos y, sobre todo, para que el ministro de Exteriores tomase nota de los viajes del Rey y del presidente del Gobierno.
Ignoro si estas reuniones siguen produciéndose, pero a juzgar por lo ocurrido con el Rey en su viaje a los países bálticos diríase que no, que no hay coordinación. Dejar al Rey sólo (sin ministro acompañante) no es solo una falta de educación sino un indignante incumplimiento de la Constitución. Los actos del Rey tienen que estar refrendados siempre por el presidente del Gobierno o por un ministro. Esto significaría respetar a la vez la Constitución y al jefe del Estado. De acuerdo con la Constitución, el jefe del Estado es el rey Felipe VI. No cabe sentimiento personal alguno ni filia de ningún tipo.

Pedro Sánchez ha mostrado con gestos que no tiene el respeto debido al jefe del Estado como su anticipación al Monarca para subirse al AVE inaugural a Murcia o hablar con el Rey a la puerta de la Universidad de Alcalá, con las manos en los bolsillos. Todo esto significa también una falta de respeto a la Constitución y una muestra del narcisismo del presidente incapaz de aceptar que haya alguien por encima de él y que su continuidad, no dependa del Gobierno.

En el pasado, cuando el ministro de Exteriores no podía acompañar al Rey por compromisos de la agenda de la UE se buscaba lo que se llamaba un ‘ministro de jornada' que podía ser cualquiera. Y no ha habido error esta vez. Estaba previsto que solo acompañase al Rey el jefe del Estado Mayor de la Defensa, pero se puso enfermo. Eso era ya un error mayúsculo. El JEMAD no forma parte del Gobierno y no puede refrendar actos del Rey.

Todo esto se suma a la inaceptable praxis de que en la asistencia del Rey a las tomas de posesión de los presidentes de América Latina estén secretarios de Estado y no ministros (la más llamativa, la del presidente Milei).

«Es chocante» ha dicho el innoble portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, refiriéndose a la ausencia de ministros en este viaje del Rey. No, señor López, no es chocante. Eso podría decirse de algo fortuito. Es bochornoso, indignante e inconstitucional y la responsabilidad recae únicamente sobre el presidente del Gobierno ya que es él y nadie más quien decide como tratar un viaje del Rey. A mí no me camelan.