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El fracasado 37º intento de golpe de Estado en Bolivia -expulsado rápidamente de los titulares por la derrota de Biden, un ‘izquierdista radical’ según Trump- me recordó esa vieja película (George Roy Hill, 1973). En las redes se achaca a la CIA-EUA. Eso es una mera especulación, aunque el interés de los EUA por apropiarse de los recursos naturales de Iberoamérica es manifiesto. ‘Casualmente’, Arce y Putin acordaron el 6 de junio colaborar en la fabricación de baterías de litio y Bolivia se postula para los BRICS+. La general Laura J. Richardson -comandante del comando Sur de los EUA- declaró que el 60 % del litio del mundo está en ese triángulo (Argentina, Bolivia, Chile) que ya domeñan en 2/3 partes. La región tiene enormes reservas de petróleo (Guyana, Venezuela) y cuenta además con cobre y oro. El área amazónica almacena el 31 % del agua dulce del mundo. En una entrevista con Laureano Pérez Izquierdo (Infobae), Richardson afirmó que esos recursos son una seguridad económica «ligada a nuestra seguridad nacional, por lo que es preciso intensificar nuestro juego». La general declaró que «China no respeta los derechos de su propia gente», e identificó la actividad de los pesqueros chinos en aguas internacionales como «maligna y criminal», ignorando los derechos de pesca en la alta mar reconocidos en el artículo 87.1.e de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (que los EUA se han negado a ratificar). Además, definió a los BRICS como países «comunistas que buscan desmantelar las instituciones democráticas» cuando, según la lista de The Economist, varios de esos países (India, Brasil, Sudáfrica) están en el mismo grupo de democracias deficientes que los EUA. Su postura de plena doctrina Monroe-Hayes-Roosevelt, ya fue criticada por varios líderes de Iberoamérica, incluyendo al actual presidente de Bolivia. Arce afirmó en Télam que no aceptará que los EUA se atribuyan las riquezas de su país. ¿Para cuándo el golpe 38º?