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Como palmesano, debo reconocer que hasta hace unos pocos años, había un rasgo casi esencial de nuestro carácter que nos distinguía claramente de la manera de ser de las gentes de otras tierras. Así, cuando un palmesano se encontraba de forma inesperada con una persona amiga a la que hacía tiempo que no veía, solía despedirse casi siempre con estas palabras: «Ya te llamaré». Normalmente, no hacía falta añadir nada más, pues se presuponía que esa llamada sería para quedar para tomar un café. Sin embargo, si usted también ha nacido en Mallorca o es un isleño de adopción, no hará falta que le diga que ese café se acababa demorando mucho en el tiempo o que incluso no llegaba a celebrarse jamás. Lo curioso del caso es que la persona directamente afectada por ese plantón casi nunca solía enfadarse, sobre todo si no era muy cafetera. «Es nuestra manera de ser», solíamos decir nosotros entonces, a modo de explicación o de justificación más o menos exculpatoria. Pero ahora las tornas parecen haber cambiado. Así, ya sea por culpa de la globalización, de las nuevas tecnologías o quizás también del cambio climático, aquella frase promisoria debe de ser una de las que más utilizan hoy algunos ilustres visitantes cuando hablan con nosotros y no desean comprometerse realmente a nada. Por ello, no cuesta nada imaginarse a Pedro Sánchez diciéndole el pasado martes a Marga Prohens en el Consolat de Mar: «Ya te llamaré». O dicho de otro modo, muy posiblemente ambos no llegarán a quedar de nuevo en todo lo que resta de legislatura, ni siquiera para tomar un café.