Si ahora mismo se me presentara un hada madrina que me dijera que puedo pedir lo que quiera, me conformaría con una sola cosa, aunque tendríamos que retroceder cincuenta años en el tiempo. Y como las hadas madrinas tienen el poder suficiente para conceder lo que sea –incluso viajes en el tiempo–, seguro que me la concederían. Además, les resultaría muy fácil, puesto que siempre me he conformado con poco. Yo ahora estaría pasando las vacaciones de verano en el pueblo. Llevaría un pantaloncito corto y una camiseta nueva, y también unas chanclas de goma compradas en la única tienda de souvenirs que hay tras la curva de la entrada. Allí también solemos comprar los manguitos y los patos, los sombreros y las cestas. Incluso algún peluche, si nos hace falta un regalo. Seguramente estaría en la terraza, en la que dormitan mis abuelos, sentados en sus butacas de mimbre. A las doce en punto me tiraría a la piscina –bajar a la cala siempre me dio pereza– y no saldría del agua hasta la hora de comer, cuando los mayores nos llamaran a la mesa. Poco después, a pesar del sol tan fuerte, saldría otra vez a dar vueltas con la bici. Y puede que tarareara alguna canción de moda, mientras haría planes para la tarde: jugar con mi mejor amiga, llegar hasta el colmado del pueblo a comprar un polo, corretear por ahí sin miedo y volver a casa con las mejillas encendidas y el corazón alegre. Yo, como verán, soy de las que piensan que aquel tiempo pasado fue mejor. Y cada año que pasa se va alejando un poco más. Por eso ahora debo esforzarme mucho para acordarme sin idealizarlo. Aunque, ¿acaso importa? Qué más da. Lo único cierto es que tengo la suerte de saber con absoluta certeza dónde querría estar, y en qué tiempo. En un mundo desaparecido por completo infinitamente más amable conmigo. Porque si antes mi refugio era un hermosísimo lugar en el mundo en un instante casi olvidado, ahora solo tengo una butaca frente al aire acondicionado. De todas formas, es aún mucho mejor que nada. Y, además, siempre me quedará esta columna donde explicarlo.
Desear cuesta muy poco
Palma07/08/24 0:30
También en Opinión
- Un cuarto premio, vendido en varias zonas de Mallorca
- Ni estufas ni calentadores: Lidl trae la nueva revolución para calentar el hogar
- La Aemet pone en alerta a gran parte de Mallorca por fuertes rachas de viento
- La Lotería de Navidad deja 790.000 euros en Mallorca
- Una niña canta por error El Gordo justo después de salir el premio: «Me ha dicho que lo cante»
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.