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En el último cómic publicado en Estados Unidos que ha dibujado el mallorquín Guillem March (talento que lleva ya muchos años deleitándonos con obras de preciosas curvas), aparece un chiste que me ha resultado más que curioso, por su globalidad: en un momento determinado, cuando Catwoman pregunta algo como «dime que no le has dado el dinero a algún príncipe nigeriano», Harley Quinn le contesta «oh, ¿tú también recibiste ese mail?». Porque a mí de esos no, pero de los de que ofrecen viagra y cialis a buen precio, de los de que la Interpol requiere mi presencia por haberme metido en páginas indebidas, llamadas telefónicas de productos que no necesito (ni quiero) cambiar, o directamente amenazas de hacer públicas mis grabaciones más íntimas (esas que no existen, y si además el mail va encabezado por un «hola, pervertido», pues la amenaza no es tan convincente), de estos he recibido alguno que otro. Digo yo que eso de la tan cacareada ley de protección de datos a lo mejor ha servido para lo de siempre, es decir, para que los usuarios de a pie nos veamos expuestos al cambalache y malversación de nuestros datos, mientras encima los aceptamos sin por supuesto tener otra opción. Y mientras tanto, algunos de los que nos gobiernan se preocupan por intentar restringir tiempos en las páginas potencialmente peligrosas, en lugar de por educar a la gente y prevenirla tanto para los contenidos delicados como para los intentos de extorsión directa a los que estamos expuestos continuamente.