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Morir de calor es una expresión habitual en el lenguaje coloquial con el que se pretende expresar que las altas temperaturas generan malestar. Sin embargo, el cambio climático está motivando que la expresión me muero de calor adquiera otro significado mucho más preocupante.

Los expertos estiman que unas 190 personas han fallecido por calor en Balears este verano; 9.536 en el conjunto de España. Así lo pone de manifiesto la aplicación web denominada Mortalidad Atribuible por Calor en España, que ha elaborado un equipo científico del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, la Universidad de Valencia y la Fundación para la Investigación del Clima.
Se trata de una cifra muy preocupante, ya que los expertos aseguran que las temperaturas cada vez serán más elevadas.

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El calor tiene consecuencias muy perjudiciales para la salud, especialmente para las personas vulnerables o con patologías previas. Se habla mucho de pobreza energética en España durante los meses de invierno, ya que hay muchas personas que no tienen los recursos económicos suficientes para calentar sus viviendas. Sin embargo, también se debe que tener en cuenta en verano, ya que el aire acondicionado resulta fundamental para mantener las casas en condiciones habitables.
Balears tiene un factor añadido que incrementa los problemas de salud: la humedad. Durante la temporada estival suele ser tan elevada en las Islas, que aumenta en varios grados la sensación térmica. Las noches tropicales (la temperatura no baja de los 20º) o tórridas (no desciende de los 25º) impiden a muchas personas conciliar el sueño.

El calor también tiene impacto en nuestro modelo económico: las temperaturas son tan elevadas que ya hay turistas que no las soportan en julio y agosto.