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E n un reciente estudio del economista Gabriel Zucman, encargado por el gobierno de Brasil y presentado hace pocos meses, se propone la adopción de un tributo que afectaría a los multimillonarios del mundo. Zucman es profesor en la universidad de Berkeley y un reputado economista que ha sido galardonado por la American Economic Association. Ahí es nada. Zucman cuantifica que los mega-ricos en el mundo son unos tres mil, y el impuesto que él sugiere sería del 2% sobre la riqueza total de los magnates. El resultado previsible se puede cifrar, para este economista, entorno a los 250.000 millones de dólares. Como es natural, han surgido detractores inmediatos a esa medida, críticas que van desde la tesis de que los multimillonarios re-direccionarán sus inversiones hacia naciones con mejores condiciones fiscales; pasando por argumentos que defienden que esa política económica acabará por ser confiscatoria. Opiniones de manual que entroncan con una tendencia política que, además, estamos viendo en apariciones pre-electorales de Donald Trump: los impuestos deben bajarse al máximo –dice el empresario–, un axioma que marca las trayectorias en política tributaria de las fuerzas conservadoras y de ultraderecha. La gente, dicen esas voces, no está por el tema.

Sin embargo, datos recientes desmienten estas premisas. En junio de 2024 se hizo pública una encuesta realizada por la empresa Ipsos (https://www.ipsos.com/es-es; ver también: https://globalcommonsalliance.org/news/tax-the-rich-say-a-majority-of-adults-across-171-g20-countries-surveyed/) con unos resultados muy claros: el 68% de los ciudadanos de 17 países del G20 apoyan la creación de un impuesto sobre el patrimonio de las personas ricas, para poder financiar cambios importantes en la economía y en el estilo de vida; mientras el 11% se opone. Al mismo tiempo, las citadas consultas indican que el 70% respalda tasas más altas del impuesto sobre la renta a los ricos, y el 69% defiende tipos impositivos más elevados para las grandes empresas. Pero es que, además, muchos mil millonarios han declarado que consideran justo pagar más impuestos. Por ejemplo, Morris Pearl, ex dirigente de BlackRock y máximo responsable de la organización Patriotic Millionaires (https://patrioticmillionaires.org/who-we-are/), ha declarado que urge subir los impuestos a los más ricos –es decir, a gentes como él– para combatir la desigualdad. Y no sólo la desigualdad, ya que enfrentarla con más recursos ha de contribuir a preservar el planeta, de forma que esta medida impositiva se vincula, a su vez, con la lucha contra el cambio climático.

La propuesta de Zucman se realizó en Brasil, como decíamos, en una reunión a la que asistieron responsables económicos y financieros de todo el mundo. Para el economista, esto supone un gran avance para la consecución de una fiscalidad que grave a buena parte de los multimillonarios, con independencia de su residencia fiscal y sobre la base –que según él es muy plausible– de que haya una masa crítica de países dispuestos a desarrollar esa medida. «No hay vuelta atrás», señala. Mientras, aquí, algunos siguen sacando pecho bajando impuestos a las rentas altas.