Antes de afrontar la duración de humor, debemos especificar qué entendemos aquí por humor. No el talante, condición o estado de ánimo (estar o no estar de humor para algo), pues hemos conocido gente a la que tales estados de ánimo no le duraban ni cinco minutos y podían cambiar de condición anímica veinte veces al día según las emociones del momento, sino al humor en tanto que gracia, diversión, humorismo, ironía, bromas y fuente de risas, ya por no llorar ya porque el chiste es muy bueno. El sentido del humor, en fin, que exige no tomarse en serio las cosas y menos a uno mismo. ¿Y cuánto dura? Ah, esa es la cuestión, porque el humor, tan necesario como tener brazos y piernas, es un músculo, está hecho de carne mortal (el humorismo espiritual, si existe, no tiene gracia) y con el tiempo se desgasta, se degrada y se ablanda igual que la panza de un octogenario, además de sufrir lesiones como los isquiotibiales de los futbolistas. Hasta los mejores humoristas pueden perder de pronto el sentido de humor, por lo que si bien aún es cierto que el que ríe el último ríe mejor, tampoco conviene esperar demasiado, y aprovechar cualquier ocasión para desternillarse.
La duración del humor
Palma16/09/24 0:30
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