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Hay que reconocer que, en orden a hacer lo contrario de cuanto venía predicando, el Gobierno de Pedro Sánchez no tiene precedentes. Sería el caso de la reforma de la llamada ‘ley Mordaza’, normativa que regula las actuaciones de los cuerpos policiales y que el PSOE venía resistiéndose a modificar. Pero han cambiado pactando ahora su reforma con Bildu y con Sumar. Resulta sangrante pensar que Pedro Sánchez ha dejado en manos de Bildu la iniciativa para modificar el modelo policial español. Bildu es una organización política heredera del mundo que se niega a condenar el terrorismo etarra. Entre otras cuestiones, la reforma modifica el criterio de veracidad predominante de los testimonios policiales a la hora de imponer sanciones, deja de ser sancionable la toma de imágenes de actuaciones policiales, regula la utilización del material antidisturbios y apunta a la retirada de las pelotas de goma, cambio que, al decir de algunos representantes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, les deja indefensos en situaciones de tener que hacer frente a manifestaciones violentas. Que el anuncio de la reforma presentada como un triunfo político por Bildu haya encontrado fecha en estos días en los que la Policía celebró el martes los actos de conmemoración de su patrono y la Guardia Civil está en vísperas de hacer lo propio el próximo 12 de Octubre añade un punto de sarcasmo. ¡Qué papel el del ministro del Interior! Fernando Grande Marlaska había dicho que no habría cambios en esta ley pero se traga el sapo como tantos otros ministros que no será la primera vez que se enteran por los medios de comunicación de las cosas que decide Pedro Sánchez. Esta parecía que sería una línea roja, pero Sánchez vive al día, así que nunca se sabe.