TW
2

Estamos ya en el último trimestre del año y comienza la temporada de aprobación de los Presupuestos. Sin duda, un instrumento político importantísimo, pues en ellos se plasman, negro sobre blanco, los proyectos concretos que se van a llevar a cabo, cómo se van a financiar y, en general, el modelo de gobierno que plantean los gobernantes.

Los Presupuestos se articulan en una ley a propuesta del ejecutivo y es la ley más importante porque marcan el rumbo de las políticas públicas y en qué se va a invertir el gasto público. En teoría, los Presupuestos, se tramitan por vía parlamentaria con su período de enmiendas, transacciones y aprobación del texto legal. Y digo en teoría porque, de un tiempo a esta parte, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado se ha convertido año tras años en una subasta con sus socios de gobierno y de investidura. Por un lado, Podemos sube la puja y eleva sus condiciones para no bloquear los presupuestos a cambio de dos cesiones ideológicas: romper con el Estado de Israel y obligar a topar en más del 40 % el precio máximo de alquiler de un propietario a un inquilino. Y por el otro, tenemos las facturas a pagar en forma de concesiones de Sánchez a sus indignos socios preferentes, estos son, Bildu, ERC y Junts. Tal cual una subasta al mejor postor con, cada vez más, peligrosas cesiones y concesiones a los nacionalistas y a los populistas. Y todo este mercadeo, lejos de la negociación, se hace en los despachos del Ejecutivo directamente con los partidos sin luces ni taquígrafos y puenteando al Congreso. Lamentablemente, no me cansaré de repetir que el parlamentarismo en nuestro país está en jaque continuo y en claro peligro de extinción.

Y lo mismo ocurre con los Presupuestos de las CCAA, no se vayan ustedes a pensar que aquí nos libramos del intercambio de cromos. Y es que estos días estamos viendo como Vox condiciona su apoyo a los presupuestos autonómicos a cambio de medidas firmes frente a la inmigración por parte del Govern de Prohens, cuando ni tan siquiera es una competencia de los gobiernos autonómicos. Pero eso parece importar poco a los populistas.

Y mientras tanto, en Portugal los socialistas ya han anunciado que se abstendrán para que los Presupuestos del gobierno conservador salgan adelante. Y os estaréis preguntando ¿a cambio de qué? y ¿cuál ha sido su puja? Pues solamente a cambio de que no haya elecciones generales. Se llama interés general y sentido de Estado.