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Si la Aemet tiene la mejor y la más precisa información sobre el temporal, ¿hace falta que lo comunique a la administración autonómica para que a su vez lo haga llegar a los ciudadanos?»
Todos aquellos que reivindican con tanta vehemencia el pago de muchos impuestos para disfrutar de unos buenos servicios públicos supongo que estarán sorprendidos por lo que ocurre en la Comunidad Valenciana, donde se ha demostrado que la administración, además de ser cara, es ineficaz.

Durante los últimos días todos lo expertos han hablado sobradamente sobre lo que está ocurriendo, las responsabilidades de unos y de otros, pero en el fondo muchos ciudadanos no acabarán de entender que para avisar sobre una catástrofe sean necesarias tantas administraciones.

A ver, si la Aemet tiene la mejor y la más precisa información sobre el temporal, ¿hace falta que lo comunique a la administración autonómica para que a su vez lo haga llegar a los ciudadanos? ¿No es más fácil, rápido y eficaz comunicarlo directamente a los ciudadanos sin necesidad de pasar por los filtros autonómicos?

La cuestión es muy simple. Si empiezan a simplificar los trámites se demostrará que sobran muchos organismos innecesarios, que no cumplen ninguna función esencial y que, como se ha demostrado, podrían cerrar y nadie se enteraría. Duplicar los servicios es una gran estafa.

Es curioso, por otra parte, que todos los que insisten en que la gestión de la tragedia de la Comunidad Valenciana depende de la autonomía mirasen hacia otro lado cuando se produjo no hace tanto la catástrofe de Sant Llorenç. Un amigo periodista me contó meses después de aquel desastre que cuando el agua ya estaba inundando las plantas bajas del municipio mallorquín en los servicios de Emergencias del Govern decían que la situación era totalmente normal. Ahora, en cambio, toda la responsabilidad recae sobre la Generalitat valenciana. Todo según el guión habitual.

Por todas estas cosas la gente está indignada. Cuando de verdad los ciudadanos necesitan los servicios públicos no están a la altura. Se convierten en un problema más que en una solución. Da igual las competencias y, como se ha dicho durante los últimos días, quizás convendría analizar si hay que reasignar funciones y el mando en este tipo de catástrofe, pero mucho me temo que cuando pasen unas semanas este desastre pasará al olvido. Y todos nosotros seguiremos pagando muchos impuestos por unos servicios caros y malos.