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Ahora la singularidad está de moda por lo de la financiación singular de Catalunya, pero no se trata de un invento catalán, y singularidades de todo tipo siempre ha habido muchísimas. Sobre todo, precisamente, singularidades financieras, bancarias o energéticas, políticas en definitiva, como vimos hace días por las dificultades del Gobierno para que el Congreso aprobase su nuevo paquete fiscal. Que está lleno de singularidades, pero naturalmente dentro de una pluralidad. De un paquete. Porque, y ahí está lo difícil, hay pluralidades singulares, como España, y singularidades plurales, como repite el Gobierno. Y aunque el señor Illa, president de la Generalitat, insiste mucho en que su singularidad no va contra nadie, y cualquiera puede ser singular si lo prefiere y no está cómodo en la pluralidad, lo cierto es que entre el singular y el plural abundan las tensiones y las confusiones. Los conflictos. El famoso escritor Juan Benet, un pijo madrileño con talento literario, zanjaba el asunto con una frase certera que titula su biografía: «El plural es una lata». Desde luego, y bien que lo padece el Gobierno con un Congreso muy plural cargado de singularidades, y una oposición que es una auténtica singularidad en Europa. Singularmente ansiosa. Pero decíamos que singularidades hay de todo tipo. El diccionario define singularidad como distinción de lo común, excepcionalidad, extravagancia. Excelencia, si lo coges por el lado financiero. Esta acepción se parece al concepto de la singularidad matemática, que es el punto de una función donde esta tiende al infinito, como el señor Feijóo, o a la indeterminación, como el Gobierno cuando aprueba paquetes. En filosofía se llama singularidad a la mismidad ontológica, así que por ahí no vamos a ninguna parte. La física lo aclara mejor. Una singularidad gravitacional o espaciotemporal es un lugar donde no operan las leyes de la física estándar (un agujero negro, por ejemplo), y por tanto, presumiblemente tampoco las leyes vigentes, que requieren constantes modificaciones y excepciones. En tecnología, llaman singularidad a cuando el propio desarrollo tecnológico acelerado impide calcular sus consecuencias. Esta singularidad sí que es plural, de aplicación a todos los ámbitos. Creo que me quedaré con ese concepto técnico.