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Esta es una cinta (2019) de criptomonedas y conspiraciones dirigida por John Stalberg. Las monedas digitales, que se promocionan como un método de pago alternativo, anónimo, descentralizado y no controlado por el poder político, tienen en Donald Trump un firme defensor. Pero para Matt O’Brien, excolaborador económico del Washington Post y ponente en el Foro Económico Mundial, podrían ser la burbuja perfecta, poniendo como ejemplo el incremento de 17 veces en un año de una cuota hipotecaria pagadera en bitcoines. Su falta de respaldo es un grave problema, aunque hoy en día las divisas son también fiduciarias, es decir basadas en la confianza, sin respaldo en metales preciosos. ¿Son todos los tokens iguales? En 2022 colapsó la criptomoneda Terra, pero mucho antes, Scott Minerd, el fallecido director de inversiones de Guggenheim Partners afirmó que «el 70 % de las criptomonedas son basura y desaparecerán». Además, perder las claves supone la pérdida definitiva de la inversión; ya se estima que existe un 20 % de bitcoines «perdidos». El segundo gran riesgo es la volatilidad, que como señala Hong Fang, presidenta de OKX, una de las mayores bolsas de activos digitales del mundo, depende de factores imprevisibles como la evolución macroeconómica. Pese a ello, se incrementa su uso institucional, y el pasado 10 de enero se autorizó en los EUA la comercialización de fondos de inversión cotizados en Bolsa (ETF) vinculados al bitcóin. Víctor García Font, profesor de la UOC, estima que las plataformas deberán cumplir más requisitos legales cuanto más institucionalizados estén estos activos y aumentarán las exigencias de identificar al cliente. España ya cuenta con el RD 249/2023 para prevenir la elusión fiscal. El incremento de la regulación, de las garantías y de las seguridades, hará que estos activos sean menos volátiles, pero también menos atractivos. Mientras tanto, los que se arriesguen a invertir en tokens deberán asumir y soportar sus vaivenes.