TW
0

El ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, de Podemos, ha sacado a la palestra un tema del que todas las madres hablamos y que jamás se plantea de forma consistente en el ámbito de la política. Por un motivo determinante: sale carísimo. Se trata de las ayudas a la maternidad que existen en otros países desarrollados y que aquí nunca se han implementado más allá de las tontadas tipo cheque bebé o desgravaciones fiscales en la declaración de la renta. Que sí, que vienen muy bien, pero no solucionan nada. El ministro defendió la necesidad de una ayuda universal a la crianza. Solo unos días después se ha hecho público un informe de Save The Children que cuantifica el coste familiar de tener un hijo hoy en España: de media 758 euros al mes. Si es adolescente, más. Esto supone el 67 por ciento del Salario Mínimo actual, que es lo que cobran muchos trabajadores, especialmente mujeres. Recordemos, además, que en España hay ahora mismo un millón de familias monoparentales. Y que a menudo esas mujeres tienen más de un hijo. Así que, lo mires por donde lo mires, tener un hijo es un pésimo negocio, a menos que formes parte de esa privilegiada clase media en vías de extinción. Los sucesivos gobiernos que ha sufrido este país, especialmente de José Luis Rodríguez Zapatero en adelante, han apostado por abrir las puertas de forma masiva a mujeres de países pobres, acostumbradas a tener muchos hijos, para suplir la natalidad nacional. Eso sale gratis, pero es un parche que a la larga no puede funcionar. Lo asombroso es que ningún país se plantee como un lujo despilfarrar miles de millones de euros en políticos, defensa o chiringuitos y en cambio le parezca insostenible financiar la infancia y la vejez.