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Laura Miró Bonnín, querida amiga, obtuvo recientemente la calificación de sobresaliente Cum Laude para su tesis doctoral en Historia, que versa sobre La contemporaneïtat xueta. Repercussions del discurs de l’odi antijueu i antisemita: estigma, por i reivindicació. Estamos hablando de un hito: Laura es la primera descendiente de judíos conversos de Mallorca en obtener tan alta cualificación precisamente en un tema que hasta hace muy poco fue negado por algunos historiadores. Insisto en que desde el ámbito académico, puesto que en el puramente periodístico y testimonial yo mismo empecé esta lucha en los últimos años de la década de los 80 del siglo pasado. Recuerdo que incluso el propio Lleonard Muntaner negaba que el estigma chueta persistiera en Mallorca más allá de los años 60-70. La tesis de esta chica ha corroborado científicamente lo que algunos –muy pocos– reivindicábamos desde el testimonio. Supe que Laura tenía talento y coraje la primera vez que la vi, en unas jornadas sobre el pasado judío en Balears que se celebraron en Maó en noviembre del 2018. Su ponencia fue valiente, denunciadora de agravios bien contemporáneos, aportando nombres y apellidos, incluso fechas. Fue la primera vez –al menos que yo sepa– que una personalidad académica dejaba a un lado los archivos del pasado para reivindicar la contemporaneidad chueta. Quise felicitarla, pero su figura vivaz, sonriente, abandonó la sala. Pronto volveríamos a coincidir, ya que pronto ella se haría imprescindible en los actos de reivindicación de la memoria judía mallorquina en los que siempre –y que dure– he estado involucrado. Además de historiadora, es una luchadora por el derecho de Israel a existir como nación y a defenderse. O sea: una sionista. Su militancia en trabajos de hasbarà (esclarecimiento) le ha causado sus buenos disgustos, llegando incluso a ser señalada en actos públicos por grupúsculos dependientes de Hamás. También una regidora de extrema izquierda del Ayuntamiento de Palma –la que se paseó en una manifestación acunando un bulto que representaba un niño palestino «asesinado por los sionistas»– le tomó ojeriza. Ahora, LM tiene el aval de una tesis brillante, ochocientas páginas que –según algunos expertos– serán desde ahora imprescindibles para el estudio del pasado y presente de la huella judía en Mallorca. A propósito: no se escucha ni un susurro de la izquierda contra la renacida guerra de Siria. ¿Es que allí no hay malos?