La industria tabaquera lo sabe y lo ha reconocido en documentos internos («La nicotina es adictiva») y durante años la industria también ha intentado lavar su imagen, reducir el riesgo percibido y manipular la ciencia para captar clientes. Ya lo hicieron el siglo pasado, en los años 20, con el tabaco rubio ‘suave’; en los 60, con los filtros; y en los 70, con los cigarrillos light. Nada de esto redujo las muertes por cáncer, infartos o enfermedades respiratorias.
Ahora, con el consumo de cigarrillos cayendo, han encontrado nuevos productos electrónicos para atraer a los jóvenes: vapeadores desechables, dispositivos con sabores dulces y diseños atractivos. El objetivo es claro:
1) Captar a los más jóvenes.
2) Permitir que los fumadores usen estos dispositivos en sitios donde no pueden fumar.
3) Dificultar que los fumadores dejen el tabaco.
El engaño de los vapers
Los vapeadores parecen inofensivos, pero no lo son. El 83 % de los jóvenes que los usan admiten que empezaron por los sabores. Lo que inhalan es un aerosol químico que contiene nicotina, glicerol, metales pesados y otras sustancias tóxicas. Algunos productos, como el diacetilo, causan graves daños pulmonares.
La industria asegura que estos dispositivos ayudan a dejar de fumar. Esto no es cierto. La «reducción de daños» solo se consigue dejando la nicotina por completo. La mayoría de los usuarios de vapers también fuman cigarrillos, lo que aumenta su riesgo.
El falso ejemplo de Suecia
La industria menciona Suecia como ejemplo. Es cierto que han reducido el consumo de cigarrillos, pero no gracias al snus (tabaco en bolsitas). El snus también es adictivo, causa cáncer oral y de páncreas, y aumenta el riesgo de infartos.
Las verdaderas razones del éxito en Suecia son las mismas que se han demostrado exitosas en otros países: subida de precios, restricciones de publicidad y venta, prohibición de fumar en espacios públicos y ayudas para dejar de fumar.
No existe nicotina saludable. Ni el snus, ni los vapers, ni los nuevos dispositivos son una alternativa segura. La única solución eficaz es prevenir el consumo y ayudar a dejarlo por completo. La industria tabaquera sigue buscando nuevos adictos. No caigamos en su trampa.
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