El realismo reviste una gran importancia. No debemos pasar por la vida, pensando que todo es maravilloso. También hay nubarrones, y muchos, en nuestro alrededor y debemos detectarlos.
El realismo confiere serenidad a nuestra vida y le brinda un sano equilibrio.
Sin realismo, o somos ilusos o somos pesimistas. Y ambos extremos son negativos y perjudiciales. Lo que importa es saber detectar lo positivo y negativo que existe en nuestro entorno y actuar consecuentemente y con serenidad.
Sin realismo, nos solemos equivocar, inclinándonos hacia un extremo que siempre resulta perjudicial.
Sin realismo, nuestra existencia se trastorna y perdemos el sentido de la orientación adecuada.
De ser realistas no nos arrepentiremos y lograremos con éxito centrar nuestra vida.
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