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Este año ha vuelto a empezar enganchado a la última semana del anterior. Eso viene sucediendo desde 2019 y habrá que esperar a 2029 para que el primer día del año sea también el lunes desde donde empezamos las semanas por estos lares. Cuando el año empieza enganchado a la última semana del que acaba de salir de escena se precisa un esfuerzo suplementario para estrenarlo como toca, igual que si abrieras un cuaderno o una libreta nueva donde todo está por escribir. En general -salvo que te hayas ido a dormir con preocupaciones y estas no te hayan dejado dormir- cada día que empieza es el inicio de un tiempo nuevo aunque repitas los mismos gestos al levantarte, hagas el mismo recorrido o el trabajo (si lo tienes) te parezca igual de repetitivo. Cuando, como este 2025, el año empieza colgado del anterior y puedes llegarte a ver como Sisifo arrastrando su roca montaña arriba lo que se impone es aprovechar los primeros días de enero para romper con el recién terminado. Como cuando arrancas una hoja del calendario y oyes ese sonido tan peculiar del papel cuando lo rasgas. Eso sí, hay que hacerlo con cuidado aunque tengas ganas de retirar la hoja del mes que termina. A veces, es posible que con las prisas arranques dos hojas de golpe (eso puede provocar un agujero temporal y no es aconsejable) o rasgues parte de la hoja del mes, que se quede sin el primero o el último de los días de la primera semana. Los primeros días de un enero que nace en la semana del anterior son de rodaje. El calendario festivo de Balears (ya se sabe) te deja unos días adicionales cuando pasa el de Reyes pues luego viene Sant Antoni y después Sant Sebastià. En general, cualquier otro año que no hubiera sido este, empezar a contar a partir del 20 de enero no tendría que tener graves consecuencias. En general. Porque este 20 de enero se coronará un dictador electo: Donald Trump.