Javier Jiménez
Javier Jiménez

Subdirector de Ultima Hora

El niño y la isla

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En octubre de 1963 una tierna fotografía dio la vuelta al mundo: el mítico presidente estadounidense John F. Kennedy aparecía trabajando en su despacho oval, en la Casa Blanca, y en los bajos de la mesa asomaba su hijo del mismo nombre. Era un mensaje subliminal impecable, que venía a decir que el mandatario llevaba las riendas de su país y de su familia. También habrían podido poner a Marilyn Monroe bajo la mesa, aunque me temo que esa foto habría sido impublicable.

Ahora, 61 años después, Donald Trump, Elon Musk y el hijo de éste, llamado ‘X’, nos han regalado otra entrañable imagen en ese despacho, a pesar de que el chiquillo se hurgaba la nariz como quién perfora para extraer petróleo en Texas. También nos quedamos con las miradas que le echaba Trump al hijo del hombre más rico del mundo y concluimos que le hacía tanta gracia el crío como cuando te toca un bebé berreando en el asiento de al lado del avión.

Y todo eso, con la prensa delante. Ya solos, a puerta cerrada, nos imaginamos a Donald y Elon mirando junto a ‘X’ un mapamundi. «¿Y esa islita en el Golfo de América?», preguntará picado por la curiosidad el presidente, señalando a Mallorca. «No, querido amigo, eso es el Mediterráneo, un mar muy antiguo que surcaban romanos y griegos hace dos mil años», le corregirá el multibillonario, condescendiente. En ese momento, el chiquillo tendrá una pataleta y estallará en llanto: «¡Yo quiero esa islita, yo quiero esa islita!». Y Trump, para no oírlo más, lo complacerá: «De acuerdo, pequeño diablillo. Nos quedamos con esa islita. Y, en tu honor, la voy a llamar ‘X’».