Seguimos sin noticias del Colisionador

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Hace 15 años y con gran expectación popular, en 2010, empezó a funcionar el Gran Colisionador de Hadrones del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), la máquina más grande y de mayor energía jamás construida por el ser humano. A más de 100 metros bajo tierra cerca de Ginebra, este Colisionador (LHC) de 27 kilómetros de circunferencia iba a desentrañar los secretos del universo (supersimetría, gravedad, antimateria, el entrelazamiento cuántico de Dirac, la energía oscura, etc.), a fin de poder decidir si la física estándar aún se sostiene o si hay que inventar otra. Si no recuerdo mal empezó con brío, alcanzando los 3,5 teravoltios de energía (un teravoltio es un billón de voltios), y pronto llegó a los 6,5 TeV, récord hasta el momento. Este LHC hasta logró recrear un mini Big Bang, para euforia de los 10.000 científicos de cien países que trabajan ahí. La prensa informaba con frecuencia de sus logros, también de sus averías y paradas, y yo mismo debí escribir más de una docena de artículos físicos y metafísicos, el último de los cuales, a finales de 2022, se titulaba precisamente Sin noticias del Colisionador. Y si hace más de dos años llevábamos tiempo sin noticias (qué está pasando aquí, me preguntaba entonces), en mi afán de perseguir la noticia hasta el fin del mundo y más allá, hoy no tengo más remedio que informar de que seguimos sin noticias del Colisionador. Pésima noticia; algo está pasando aquí. Ciertamente, no se cumplieron los augurios catastróficos anunciados desde su construcción, tales la desintegración de la Tierra, la creación de un agujero negro, el vacío cuántico o el caos dimensional. Pero que todavía existamos en este planeta, no me parece suficiente noticia para las expectativas del LHC del CERN. ¿Por qué ninguno de esos diez mil científicos ha dicho ni pío en años? ¿Hacen falta más teravoltios? ¿A la prensa y los medios informativos les importa un huevo el universo, y prefieren informar de lo que dijo este y lo que contestó aquel? Eso también lo explicaría. Y no sé si es peor el declive de la física universal o el fin de las noticias del mundo que ya nos contó Anthony Burgess. Intentaré informarles de ambas cosas.