Está claro, con una mano de pintura se solucionaría el problema que tiene el grafitero para poder seguir guarreando la puerta. Esto es lo que nos trae el estado asilvestrado de algunas personas que viven con nosotros.

Pero no os dais cuenta de que ya debe estar hasta los mismisimos de pintarla para que aparezca un nuevo niñato y la pinte.

Evidentemente estamos ante una cuestión de imagen, de educación, de respeto, tanto por parte de los autores del graffiti, como por parte del propietario de la puerta y, como siempre, la administración correspondiente. Evidentemente, una vez hecho el daño, el responsable de devolver la imagen armonica del entorno, es el propietario, y la administración debería obligarle a ello. Logicamente, el propietario también puede ejercer su derecho a la denuncia. Una vez mas el Sr. Gijón anada perdido en custiones de imagen, ya muy habitual en el. No me gustan las opacidades.

Si tanto te molesta pintala, el objetivo de la puerta es su apertura en caso de emergencia, no si tiene graffities o flores decorandola.

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