El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, aboga por acompañar las medidas contra el cambio climático de políticas distributivas que compensen a los sectores productivos y de población más afectados por estas medidas de transformación.
La primera visita del gobernador del Banco de España en los 242 años de historia de la entidad respondió plenamente a las expectativas suscitadas. En una conferencia organizada por el Club Ultima Hora y el Cercle d’Economia de Mallorca en Es Baluard Museu, y ante una nutrida representación del ámbito económico y financiero de Balears, Pablo Hernández de Cos explicó de manera clara y con cifras que necesitamos reducir la emisión de gases de efecto invernadero para paliar un calentamiento global del planeta que ya está teniendo importantes repercusiones económicas y financieras.
Explicó que estos efectos negativos se pueden reducir con políticas económicas adecuadas que tengan en cuenta la redistribución para compensar a los sectores productivos y de población más afectados y para garantizar, además, el imprescindible apoyo social a esas políticas. Unas políticas «anticipadas, ordenadas y predecibles», que precisan del consenso internacional «porque un problema global sólo tiene una solución global», según el gobernador del Banco de España.
Presentación
Abrió el acto la presidenta del Grup Serra, Carmen Serra, que agradeció la presencia del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y el apoyo en la organización del acto del consejero del Banco de España, Carles Manera, y el Cercle d’Economia de Mallorca. Serra se refirió al cambio climático como «una de las grandes amenazas de la estabilidad económica de todo el planeta», además de su grave impacto sobre el medio ambiente, por lo que «no podemos seguir basando los futuros modelos de negocio en el agotamiento de la naturaleza y sus recursos».
Según la presidenta del Grup Serra, «nuestro principal motor económico es el turismo, que llega a Balears en busca de un clima agradable, que cada vez lo es menos en verano, de la belleza natural de nuestro entorno y de la calidad de nuestros servicios. Estos pilares debemos conservarlos por el bien de nuestra economía».
A continuación, el presidente del Cercle d’Economia de Mallorca, Josep Maria Vicens, se refirió a la pandemia como la época «en que aprendimos que la economía y la salud van de la mano» y resumió las dificultades ligadas a la insularidad que vive Baleares «un territorio pequeño, fragmentado y en medio del mar, que tiene dependencia del transporte aéreo y marítimo; presión demográfica; limitaciones para diversificar su economía con más industria y agricultura; recursos limitados y una mayor vulnerabilidad frente a desafíos planetarios como pandemias, guerras y fenómenos climáticos extremos». Para acabar su intervención, Vicens alabó los méritos del gobernador del Banco de España, de quien destacó especialmente «su conocimiento experto y su compromiso».
Hernández de Cos dedicó la primera parte de su intervención –titulada ‘Implicaciones económicas y financieras del cambio climático’– a evaluar el impacto económico y financiero de los ‘riesgos físicos’ derivados del cambio climático en España, que con las políticas actuales tendría un impacto sobre el PIB del 9 % en 2030. Un efecto negativo que aumentaría progresivamente en 2040 (11 %) y en 2050 (15 %). Los estudios realizados por el Banco de España apuntan también a que las sequías y las olas de calor severas pueden hacer crecer la inflación (1,5 %) y actuar negativamente sobre el crecimiento del PIB (-1,3 %) y los precios de la vivienda (-4,2 %), con la construcción y las industrias extractivas como sectores más afectados.
Hernández de Cos se refirió también a la aridez o desertización, que en los últimos años ha aumentado en Balears y en el conjunto de España y que está asociada a un menor volumen de crédito. Según el gobernador del Banco de España: «Tanto el crédito como el empleo disminuye en las empresas españolas afectadas por incendios, pero estos efectos adversos se ven mitigados en parte por los bancos locales».
Un 1,3 % de las viviendas que actúan como garantía hipotecaria se encuentran en zonas inundables en un horizonte de diez años. En horizontes de inundaciones más distantes, de 50 y 500 años, esta proporción aumenta hasta el 2,7 % y el 7,7 %, respectivamente. No obstante, si no se evita el cambio climático, estas frecuencias podrían aumentar. Asimismo, si las tasaciones actuales no tienen en cuenta estos riesgos, es más probable que se produzcan «ajustes abruptos» en los valores de tasación cuando los riesgos se materialicen, según Hernández de Cos.
El gobernador del Banco de España puso el caso del Mar Menor como ejemplo de un impacto económico negativo significativo como consecuencia de la degradación ambiental, que en este caso, se debe al desarrollo urbano y turístico y, sobre todo, la transformación de cultivos de secano en agricultura de regadío en las zonas circundantes. Desde 2015, la rentabilidad de la inversión en vivienda en este enclave murciano ha sido un 43 % inferior en los alrededores del Mar Menor que en zonas circundantes comparables. La pérdida de riqueza inmobiliaria ascendió a más de 4.000 millones de euros, una cifra alrededor de diez veces superior a las ganancias generadas por el cambio de cultivos de secano a una agricultura de regadío.
Tras exponer los riesgos y el impacto de los fenómenos naturales cada vez más extremos y frecuentes, Hernández de Cos quiso lanzar un mensaje de optimismo en la segunda parte de su intervención: con las políticas adecuadas de lucha contra el cambio climático se podrían reducir significativamente sus efectos. Con esas políticas y cumpliendo el objetivo de cero emisiones netas en 2050, el efecto negativo sobre el PIB se reduciría al 8 % tanto en 2030 como en 2040, y al 7 % en 2050.
El gobernador del Banco de España remarcó que las políticas contra el cambio climático implican «costes de transición» ligados a la transformación del tejido productivo que generan «ganadores y perdedores», por lo que, «deben ir acompañadas de políticas distributivas que compensen a los sectores productivos y de población más afectados por los costes económicos de esas políticas». En opinión de Hernández de Cos «dichas políticas distributivas sirven para reducir la desigualdad y generar el apoyo social imprescindible».