Uno de los instantes más intensos y ovacionados fue, sin duda, el monólogo de Toni Gomila, autor de una de las obras de teatro más exitosas de la última década: Acorar. Precisamente, algunos de los rasgos que nutrían ese monólogo: el amor por la tierra, la identidad mallorquina y el siurell como símbolo e icono de la Isla y los que la habitan, se fundieron también en sus palabras.
Gomila deleitó a los invitados con un texto arrollador, intenso, cargado de emotividad. Y lo hizo reivindicando lo que nos hace únicos a los mallorquines y mallorquinas, apoyándose en versos y canciones de Los Javaloyas y su archiconocidos temas Isla bella del amor y Paradise of love; Los Mismos (Un puente hacia Mallorca); Raimon, con su mítica Al vent; la famosa L’illa de la calma de Santiago Rusiñol y, por supuesto, Bonet de Sant Pere, con Himne de Mallorca y En la Bahía de Palma. Pero además de sostener su discurso en las palabras de estos ilustres personajes que han dejado una huella imborrables en el imaginario mallorquín, Gomila les dio una vuelta y desmontó, con respeto y honestidad, algunos de esos ‘mitos’ para rascar y llegar hasta la raíz, hasta lo más sencillo y lo que nos define: la terra, la pedra, el siurell y su arcilla. De esta forma, el actor ironizó sobre la Mallorca actual y la compleja relación entre los residentes y los turistas, que la consideran todavía un paraíso.
Gomila se refirió también, y de manera muy especial, a los baleares, a los que pisan, habitan y viven esta terra: «...les oliveres de Mallorca, arrelades damunt una roca, els ullastres de Menorca, ajaguts per deixar passar la tramuntana, les savines pitiüses, dins l’arena i arran les salines, expliquen millor que qualsevol llibre com som els balears». El siurell fue otro protagonista, y Toni Gomila habló de lo que representa a través de las palabras de otras dos grandes personalidades: Joan Miró y Miquel Dolç.
