José Lozano Manzano, el minusválido conocido en Palma con el apodo
del «Cojo Manteca», está cumpliendo condena en la cárcel de Can
Brians, en Barcelona, por fracturar cristales de establecimientos
de la Ciudad Condal(2) y de Valencia (1). En estos momentos el
minusválido, tristemente conocido entre los comerciantes de Palma,
cumple tres condenas por delitos de daños. La primera es de un año
de cárcel, por la segunda cumple 300 días y por la tercera 240
días. Dos de los delitos los ha cometido en Barcelona y el tercero
en Valencia, ciudades donde ha permanecido viviendo tras ser
desterrado de Palma.
El «Cojo Manteca» fue ayer trasladado, bajo custodia policial, a
un juzgado de lo Penal de Palma para ser juzgado de un delito de
quebrantamiento de condena. Se le acusa de haber incumplido la
sentencia de la Audiencia de Palma, que le prohibía pisar la isla
de Mallorca durante un periodo de tres años. Esta decisión se
adoptó después de que los comerciantes de Palma pidieran que se
tomaran medidas contra este minusválido, que se dedicaba a
fracturar los escaparates de casi todos los negocios del centro de
Palma. A pesar de las limitaciones físicas del «Cojo Manteca» esta
persona consiguió superar los controles de los aeropuertos y entrar
de nuevo en la Isla, incumpliendo de esta forma el destierro.
Después subía a un taxi y se dirigía a la calle del Oms, provocando
con su presencia la alarma de todos los comerciantes de la
zona.
Nunca ha aceptado la ayuda
El «Cojo Manteca» se ha negado siempre a recibir la ayuda que se le
ofrece y no quiere entrar en un hospital de Cataluña, donde se
comprometieron a cuidar de él. El minusválido ha provocado varias
veces su ingreso en prisión, ya que de esta forma consigue tener
una cama limpia y un plato de comida. Ayer, durante el juicio, José
Lozano afirmó al juez que «tengo derecho a vivir en Palma y la
justicia debería defenderme». Sin embargo, desde que esta persona
fue desterrada de la Isla, los comerciantes del centro de Palma
viven cierta tranquilidad. Ya no se ven obligados a adquirir nuevos
escaparates porque no hay una persona que se dedica a fracturar las
lunas. La actitud del minusválido provocó una movilización de los
comerciantes, que exigieron a las autoridades de la Isla que se
tomaran medidas. Se tuvo muy en cuenta la problemática que sufre
esta persona y se le intentó buscar una solución a sus problemas.
En los próximos días será de nuevo trasladado a Barcelona.
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