Muro, diez de la noche. Sesenta personas presencian una pelea de
gallos ilegal, enardecidas sobre unas gradas de madera en torno a
un reñidero circular. Dos gallos se picotean hasta la extenuación
y, de improviso, una patrulla de la Guardia Civil irrumpe en el
salvaje espectáculo.
Un portavoz de la 313 Comandancia de Palma explicó que la
operación no fue fruto de un «chivatazo», sino de una investigación
previa que se había iniciado al tenerse conocimiento de que en Muro
se efectuaban peleas de gallos ilegales. De esta manera, sobre las
diez de la noche los funcionarios, en concreto dos miembros del
instituto armado, se desplazaron a un almacén y accedieron al
interior, en donde se encontraron a los asistentes presenciando el
«combate». El elevado número de espectadores, alrededor de sesenta,
desbordó los cálculos de la Guardia Civil y los apostantes huyeron
en desbandada. Los agentes trataron de contener la huida, pero se
vieron desbordados. El COS (la emisora central de la Benemérita)
pidió refuerzos y en pocos minutos llegaron otras tres patrullas en
apoyo de sus compañeros. En el reñidero se encontraban dos gallos
sin protectores en los espolones y en las inmediaciones se hallaron
otros ejemplares, uno con heridas menores y otro que debía ser
sacrificado.
El organizador fue plenamente identificado y parece ser que es
el presidente de una asociación de gallos de pelea.
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