Las instalaciones del cementerio municipal de Inca han sido objeto
de varios actos de vandalismo.
Alrededor de una docena de fotografías de las que colocan los
familiares del difunto en la tumba han sufrido desperfectos
ocasionados presuntamente, según el encargado municipal, por dos
chavales de entre doce y trece años, hace dos semanas.
El sepulturero, Jaume Torrens, señala a estos dos niños como
presuntos responsables porque su ayudante ya observó que una pareja
de escolares dejaba grifos abiertos y ponía las coronas de flores
situadas bajo las tumbas en medio de las zonas ajardinadas del
cementerio. En esta ocasión el ayudante intentó detener a los
chavales pero estos se le escaparon.
Varios días después de este suceso, tanto el encargado como su
ayudante observaron que algunas fotografías de difuntos habían sido
arrancadas de las tumbas, mientras que otras habían sido golpeadas,
al parecer con piedras. Según Jaume Torrens, incluso en una de las
fotografías se puede apreciar el impacto de un perdigón. Además de
emprenderlas con las fotografías, los causantes de los desperfectos
rompieron varios jarrones en los que se depositan las flores.
Cada una de estas fotografías, ha asergurado Jaume Torrens,
tiene un coste aproximado de 15.000 pesetas.
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