Una prostituta colombiana pasó dos horas secuestrada en una caseta
abandonada de Marratxí y fue torturada física y psicológicamente
por un joven que ya ha sido detenido.
El acusado, de 22 años de edad y al que no le constaban
antecedentes policiales, contactó telefónicamente con la mujer el
martes en un local de la calle San Leandro, una travesía de la
calle Reyes Católicos. La citó en las inmediaciones del centro de
menores de Es Pinaret y la colombiana llegó en taxi. Se apeó del
vehículo y se encontró con el agresor. El individuo la condujo
hasta un solar próximo y los dos accedieron a una casa abandonada.
La extranjera quedó esperando en uno de los recintos y el
sospechoso accedió a otro, desde el que empezó a cortar una cinta
adhesiva. Fue entonces cuando la prostituta colombiana advirtió un
comportamiento extraño y trató de alejarse de la casa en
ruinas.
El joven se cruzó en su camino y se lo impidió, agarrándola
fuertemente y amordazándola. Luego la introdujo de nuevo a la
fuerza en la casa y la tiró al suelo, colocándole cinta adhesiva en
los brazos. Acto seguido añadió que «quiero hacer el máximo daño
posible a las mujeres» y comenzó a pasearle por el cuerpo un gran
cuchillo.
El calvario de la prostituta colombiana duró dos horas y
finalizó cuando la víctima, aprovechando un descuido de su captor,
le propinó una patada y salió corriendo. Se quitó la mordaza y
pidió ayuda en la calle, ensangrentada por las heridas sufridas. Un
agente del Cuerpo Nacional de Policía fuera de servicio topó con
ella y con el agresor, que huyó también con las ropas manchadas. El
funcionario corrió tras el agresor y consiguió detenerlo.
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