Un joven, vecino de Llucmajor, profanó recientemente la tumba de su
madre en el cementerio de aquella localidad, le arrancó la
cabellera y antes de ser detenido le arrojó los restos humanos a su
padre, con el que mantenía tensas relaciones. El acusado, que es
toxicómano, se encuentra en la actualidad ingresado en el hospital
Psiquiátrico de Palma.
La macabra historia, confirmada ayer por un portavoz de la
Benemérita, se remonta al pasado día 13, fecha de las
elecciones.
El individuo, de unos 30 años, fue visto por la tarde en estado de
gran nerviosismo y excitación y parece ser que sobre las 16'00
horas acudió al cementerio municipal, con la intención aparente de
visitar la tumba de su madre. La mujer había muerto algunos años
atrás en accidente y su hijo, en un arrebato de locura, profanó el
féretro y se apoderó del cráneo. Luego, no se sabe de qué manera,
le arrancó la cabellera y abandonó apresuradamente el
camposanto.
El drogadicto, a continuación, se dirigió a la vivienda de su
padre, con el que estaba enemistado, y cuando éste le franqueó la
puerta le arrojó los restos humanos. El hombre sufrió una fuerte
impresión y a las seis menos cuarto de la tarde, tras recuperarse,
se presentó en el nuevo cuartel de Llucmajor y denunció ante la
Guardia Civil lo sucedido. El progenitor interpuso una denuncia por
profanación de sepultura y una patrulla salió en busca del autor,
del que se sospechaba que seguía deambulando por el pueblo.
Cuando los efectivos del instituto armado lo localizaron
comprobaron que se hallaba en un estado frenético, presumiblemente
bajo los efectos de las drogas, y muy irascible. Fue necesaria la
intervención de tres funcionarios para reducirlo y cuando llegó al
acuartelamiento continuó con su actitud violenta. Incluso llegó a
golpear con el puño un cristal de una ventana, que fracturó, y la
Guardia Civil llamó a un médico para que le curara las heridas.
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