El joven ha reconocido que mató a Eduardo González y que es un hecho que ya lo ha asumido.

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El médico forense Vidal Santos afirmó ayer que Eduardo González Arenas, el líder de la secta Edelweis asesinado en Eivissa el pasado año, no influyó en la mente de Juan Martín García, su presunto asesino.

Esta afirmación fue ayer escuchada por el jurado en la segunda y última sesión de este juicio, que ayer tarde quedó visto para sentencia. La jornada se dedicó a escuchar la prueba pericial para determinar el estado mental del acusado. Seis médicos y una psicóloga explicaron al jurado su punto de vista sobre este caso y llegaron a una conclusión en la que todos coincidieron: Juan Martín sufre un trastorno de la personalidad, pero en ningún caso se trata de un enfermo mental.

Antes de explicar la personalidad del acusado, los dos forenses de Eivissa señalaron al jurado la causa de la muerte de la víctima. Eduardo González Arenas presentaba un profundo corte de 17 centímetros en el cuello, ocasionado con gran fuerza, que le ocasionó una hemorragia, de la que falleció. Según los médicos, la víctima fue atacada cuando estaba sentada. El agresor le agarró la cabeza con una mano y con la otra le cortaba el cuello. «Edie» no tuvo la oportunidad de defenderse.

Los dos psiquiatras y la psicóloga que se han entrevistado con el acusado tras el asesinato han llegado a la conclusión que el joven no sufre ninguna enfermedad neurológica que le exculpe en su responsabilidad. No sufre alucinaciones y por tanto está descartado que se trate de un esquizofrénico. En cambio si padece dos trastornos, uno esquizoide y otro antisocial. Ello no supone que sea un enfermo mental, según insistieron varias veces los peritos. Se trata de una persona distante, solitaria y que disfruta sin desarrollar ninguna actividad. No le gustan las relaciones sociales, según los psiquiatras, pero mantiene un discurso coherente y sabe valorar la vida y la muerte. Los médicos insistieron en que el acusado tiene una inteligencia normal baja, pero mantiene unas ideas claras sobre la amistad y la protección de sus amigos. También se refirieron los peritos a que, pese a que el joven tenía antecedentes psiquiátricos familiares, no mostraba ninguna herencia genética de estas anomalías. «Este trastorno de la personalidad es una enfermedad mental a nivel psiquiátrico, pero no a nivel legal», insistieron los médicos.

La Audiencia ordenó al forense de Palma Vidal Santos que hiciera otro informe psiquiátrico al acusado. El médico explicó ayer que no había detectado alteraciones mentales en el acusado, ni tampoco influencias en su personalidad derivadas del comportamiento de la víctima. El forense apreció en Juan Martín un discurso «repleto de tonterías», pero no de alucinaciones, y llegó a la conclusión de que el acusado había hablado tan solo tres veces con Eduardo González. Insistió el médico en que la personalidad del acusado encuadra en la de una persona que vive al día, sin preocuparle el futuro.