Yvonne llegó a Mallorca tras separarse de su esposo y tras protagonizar, en su país, incidentes con vecinos y la policía.

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Ivonne O'Brien recibía cartas amenazantes, en la que al parecer le comunicaban que le ocurriría algo «fatal», y en la actualidad la Benemérita está investigando el contenido de estas misivas, escritas en inglés, y a su autor.

Además, la Benemérita ha tomado declaración a numerosos pescadores de la zona del Port d'Alcúdia ante la sospecha de que el asesino de Yvonne O'Brien perteneciera a este gremio. Sin embargo, los funcionarios policiales no descartan que el sádico haya huido de la Isla, quizás a la mañana siguiente del espeluznante crimen.

En los últimos días los funcionarios de la Policía Judicial se han entrevistado con numerosos pescadores del Port e incluso uno de ellos, de nacionalidad marroquí, fue interrogado ante algunas sospechas que recaían sobre él. Todos estos individuos, sin embargo, han quedado en libertad, tras facilitar una coartada o demostrarse que sólo conocían a la víctima por haber coincidido con ella en bares del Port o por haber mantenido relaciones esporádicas en un hostal.

Otras declaraciones recogidas por la Policía Judicial han sido de carácter voluntario, es decir, de amigos o conocidos de Yvonne que han contactado por iniciativa propia con los investigadores y relataron algunos episodios de la vida de la británica. Con todo, las pesquisas se centran en un individuo cuya descripción conoce la Benemérita y que fue visto por un policía y un vecino del Port frente a la casa de Yvonne. El aeropuerto de Son Sant Joan y el puerto han sido informados de esta circunstancia y están alertados ante cualquier imprevisto. Los agentes también han controlado las salidas de barcos o yates de la zona.