Una bolsa de combustible acumulada en la red de alcantarillado que
pasa por debajo del Consolat de la Mar provocó ayer la alarma en el
edificio e incluso que el presidente del Govern, Francesc Antich,
saliera a la calle para interesarse por la situación.
Sobre las dos de la tarde vecinos de la plaza de Atarazanas se
pusieron en contacto con los bomberos para avisar de un fuerte olor
a gasolina. Una dotación, con un cabo al mando, se desplazó hasta
el lugar y confirmó que, efectivamente, el olor a combustible
procedía del alcantarillado.
La primera medida que tomaron, para evaluar posibles riesgos,
fue introducir un detector en la fosa y el aparato, segundos
después, arrojó niveles explosivos. Los funcionarios del Cos de
Bombers abrieron las trampillas, para airear los conductos, y
comenzaron a arrojar agua, ya que temían que se hubiera formado una
gran bolsa de gasolina en los bajos del Consolat.
El edificio no fue evacuado, pero cundió cierta alarma. Tras el
Consell de Govern, el presidente Antich bajó a la calle y habló con
los responsables de la inspección para conocer más detalles de lo
que estaba ocurriendo. Las tareas se prolongaron durante una hora y
también hicieron acto de presencia técnicos de GESA y de EMAYA.
Especialistas de este último organismo tomaron muestras para
analizar tanto el líquido como el aire y el próximo martes se
conocerán los resultados.
Cada dos horas la red de alcantarillado fue revisada, ante la
posibilidad de que volviera a formarse la bolsa explosiva. Hace
algún tiempo se retiró un viejo surtidor de gasolina de la Porta de
Santa Catalina, y los bomberos especulaban ayer con que una
filtración de hidrocarburos pudo ser el origen de la bolsa en los
bajos del Consolat.
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