La policía ha presentado pruebas que no dan lugar a la duda de que sea ella la principal sospechosa de este crimen. El cuchillo tenía 22 centímetros de hoja. Foto: J. TORRES.

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El Grupo de Homicidios de la policía ha concluido la investigación sobre el crimen supuestamente cometido por Paula V.C., la joven de 20 años que está acusada de matar a su compañero sentimental. El crimen, que se descubrió el pasado jueves, tuvo lugar en el apartamento 615 del edificio Palm Beach, en la zona de Can Tàpara.

Los investigadores policiales están convencidos, tras analizar las pruebas recogidas en el escenario del crimen, de que Aurelio Blas González fue atacado cuando, o bien estaba descansando sobre la cama, o incluso se encontraba durmiendo. El cadáver de la víctima no presenta ninguna señal que refleje que existió pelea, ya que sólo presenta un pequeño corte en un dedo de la mano izquierda. De hecho, el fiscal acusa a la detenida de asesinato, porque sospecha que la víctima fue atacada por sorpresa, sin que se le otorgara la posibilidad de defenderse.

La policía no tiene dudas de quién cometió el crimen, pero tiene dudas sobre el móvil que justificara que Paula atacara a su compañero sentimental. Las declaraciones de la detenida no han ayudado a despejar esta duda ya que mantiene que sufrió un shock y que no recuerda nada. Sin embargo, la policía ha tomado declaración a varios testigos que conocían a la pareja, y casi todas coinciden en que la detenida es una persona inmadura y con un nivel cultural bajo pero, sobre todo, muy celosa. Aurelio Blas se encontraba separado de su mujer, con la que tenía dos hijos. Pese a que había convivido con Paula, según parece, el hombre se estaba replanteando la posibilidad de volver con su mujer, lo que supondría dar por terminada la relación que mantenía con su novia. Esta situación molestaba a la joven que entendía que Aurelio tuviera tantas dudas sobre el futuro de su relación.

Fue la joven quien llamó a la policía, pero desde el principio presentó una coartada: intentó convencer a los agentes que el crimen lo había cometido un extraño. El médico forense fija el momento de la muerte unas diez horas antes de descubrirse el cadáver. La investigación ha demostrado que la agresora limpió la sangre del cuchillo y después lo tiró debajo de la cama. El arma tiene 22 centímetros de longitud. Sin embargo, no se preocupó por limpiar el resto de la sangre que aparecía en el apartamento.