La lluvia que cayó tímidamente sobre la Isla a lo largo del día de
ayer convirtió algunas carreteras en auténticas pistas de patinaje
y las consecuencias fueron las de siempre; numerosos accidentes y
la Guardia Civil de Tráfico desbordada por el trabajo.
Un portavoz de la 313 comandancia explicó que la fina lluvia no
provocó inundaciones, pero su efecto más negativo fue que
multiplicó las colisiones por alcance, sobre todo por parte de
conductores que no guardaban la distancia de seguridad. Por la
mañana la situación fue complicada, pero empeoró a primera hora de
la tarde. La Benemérita intervino en más de treinta accidentes,
casi todos de escasa gravedad, y prácticamente toda la red viaria
fue escenario de esta alta siniestralidad. Los choques de mayor
gravedad acontecieron en la carretera Caimari-Lluc, en la vía
Pollença-Inca (en donde un coche volcó y una mujer y una niña
quedaron atrapadas), en Portocolom, Porto Cristo e inmediaciones de
Inca.
En Palma la situación también fue difícil, pero lo cierto es que
la Policía Local no tuvo tanto trabajo. Un portavoz del cuartel de
San Fernando indicó que en todo el día se registraron más de una
veintena de colisiones de cierta importancia, en los accesos a la
vía de cintura, en la Avenidas, en el Passeig Marítim y en la calle
Aragón. En este último los dos turismos implicados quedaron
bloqueados en medio de la calzada, a unos 400 metros de la
gasolinera de es Rafal, y provocaron fuertes retenciones.
Las precipitaciones y el mal tiempo también provocaron que unas
tejas se desprendieran de un edificio de la calle Misión número 28,
en el casco antiguo, y destrozaran un vehículo que se encontraba
estacionado. Su propietario presentó al correspondiente denuncia
por daños. En otras fincas de Ciutat cayeron vidrieras o macetas,
pero ningún transeúnte resultó herido.
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