Los gritos de auxilio de una joven de 28 años desde la ventana de
su casa de Palma alertaron en la medianoche de ayer a los vecinos
del edificio, que dieron aviso a la Policía Local. Cuando los
agentes llegaron la requirente denunció que había sido golpeada
salvajemente por su esposo, en presencia de la hija de ambos, de
sólo dos años.
El matrimonio es extranjero y se instaló recientemente en la
Isla, junto a su hija. Los malos tratos por parte del varón no eran
una excepción en la convivencia doméstica, pero hasta la fecha la
mujer no había presentado denuncia contra él. A las 23'15 horas del
martes la víctima, que dormía junto a la pequeña, fue despertada
violentamente. El hombre, sin motivo aparente, le ordenó que
saliera de aquella casa y la mujer permaneció en el rellano,
aturdida por los acontecimientos y preocupada por su hija, cuyo
llanto podía escuchar desde el exterior.
El marido, ante aquella situación, accedió a abrir la puerta y
permitió que se hiciera cargo de la pequeña, que estaba muy
asustada y no dejaba de pedir por su madre. Inopinadamente el varón
cambió de parecer y trató de impedir que las dos féminas dejaran el
piso. Se cruzó en su camino y comenzó a propinar puñetazos en el
rostro de la joven, que perdió el equilibrio. Durante algunos
segundos la mujer intentó reincorporarse y huir con su hija, pero a
cada ademán se encontraba con los golpes de su marido, que estaba
fuera de sí, enfurecido.
Al final, la agredida pudo asir a la niña y refugiarse en una de
las habitaciones, que cerró desde dentro. El atacante, de 34 años,
golpeó la puerta, pero no pudo tirarla abajo. Los gritos desde la
ventana alertaron a los vecinos y cuando la policía llegó se la
encontró llena de golpes y amedrentada.
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