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Dos médicos de Palma, uno de ellos ginecólogo y el otro anestesista, han sido exculpados por un tribunal por su presunta responsabilidad en la muerte de un recién nacido. El tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia de Palma, que también exculpa a la clínica donde se desarrolló el parto, rechaza la indemnización de seis millones de pesetas que solicitaban los padres de la criatura.

La mujer tuvo un segundo embarazo y en el mes de septiembre de 1996 ingresó en la clínica para el parto. En las pruebas que se habían hecho se sabía que el niño llegaba de nalgas. En la sala de partos el anestesista le suministró a la paciente anestesia epidural. Según explica la sentencia, la expulsión del feto se inició con normalidad. Salió el tronco y las extremidades del niño. Sin embargo, el parto se complicó porque la cabeza del niño salió con mucha dificultad. Se trataba de un varón de 3.5 kilos. Al nacer sufrió una anoxia cerebral. El ginecólogo procedió de inmediato a reanimar al neonato. Se le entubó y se le suministró ventilación asistida. Tras inyectarle varias sustancias sin obtener resultado, el médico le hizo durante diez minutos un masaje cardíaco, que no obtuvo resultado y el niño murió.

Los padres demandaron al ginecólogo al acusarle de haber practicado una mala praxis médica. Consideraron que, si el niño venía de nalgas, lo mejor hubiera sido realizar una cesárea. Sin embargo, el tribunal considera, basándose en informes médicos, que cuando se produce esta complicación en el parto es imposible acudir a la cesárea para extraer el feto.