«La situación ha degenerado hasta tal punto que estamos estudiando
tomar medidas extraordinarias. Una de ellas sería la de anotar las
matrículas de los coches que contactan con las prostitutas y luego
hacerlas públicas». Los residentes de la calle Anselmo Clavé y de
las Avenidas de Palma están en pie de guerra por la «invasión» de
prostitutas de color en la zona, que algunas noches forman grupos
de más de 40 mujeres.
Dolores, una de las residentes, explicó ayer a este periódico
que la medida de tomar las matrículas de los coches y luego
publicarlas como anuncio en los periódicos ya se había aplicado con
éxito en la Península: «Estamos desesperados porque no podemos
dormir y porque la zona se ha degradado muchísimo en pocos meses.
Estas mujeres llegaron a finales del mes de mayo y, paulatinamente,
se han ido colocando en las Avenidas y aledaños. Desde entonces
cada noche montan jaleo».
Catalina, otra de las vecinas, aseguró muy molesta que las
llamadas a la Policía Local y al Cuerpo Nacional de Policía son
diarias, pero que han advertido cierto desdén en los funcionarios:
«A veces ni se presentan cuando les llamamos por teléfono y otras
no pueden hacer nada porque son inmigrantes legales, con papeles.
Estar en la calle no es un delito y lo único que hace la policía es
dar una vuelta por la zona e irse». El principal problema para los
residentes consultados por este diario es que las prostitutas de
color son especialmente ruidosas y alteran la tranquilidad de la
noche.
Las peleas entre los dos grupos "las «blancas» y las «negras»"
también son continuas y lo que más asusta a los lugareños es la
presencia, casi siempre discreta, de «chulos» y proxenetas. «Si no
te fijas mucho ni te das cuenta de que están por la calle, pero
cuando surge algún problema con los clientes siempre están allí.
Van cargados de cadenas de oro y vigilan a sus chicas», añadió
Dolores.
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