Los incidentes entre prostitutas nigerianas o de Sierra Leona y españolas son continuos.

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«La situación ha degenerado hasta tal punto que estamos estudiando tomar medidas extraordinarias. Una de ellas sería la de anotar las matrículas de los coches que contactan con las prostitutas y luego hacerlas públicas». Los residentes de la calle Anselmo Clavé y de las Avenidas de Palma están en pie de guerra por la «invasión» de prostitutas de color en la zona, que algunas noches forman grupos de más de 40 mujeres.

Dolores, una de las residentes, explicó ayer a este periódico que la medida de tomar las matrículas de los coches y luego publicarlas como anuncio en los periódicos ya se había aplicado con éxito en la Península: «Estamos desesperados porque no podemos dormir y porque la zona se ha degradado muchísimo en pocos meses. Estas mujeres llegaron a finales del mes de mayo y, paulatinamente, se han ido colocando en las Avenidas y aledaños. Desde entonces cada noche montan jaleo».

Catalina, otra de las vecinas, aseguró muy molesta que las llamadas a la Policía Local y al Cuerpo Nacional de Policía son diarias, pero que han advertido cierto desdén en los funcionarios: «A veces ni se presentan cuando les llamamos por teléfono y otras no pueden hacer nada porque son inmigrantes legales, con papeles. Estar en la calle no es un delito y lo único que hace la policía es dar una vuelta por la zona e irse». El principal problema para los residentes consultados por este diario es que las prostitutas de color son especialmente ruidosas y alteran la tranquilidad de la noche.

Las peleas entre los dos grupos "las «blancas» y las «negras»" también son continuas y lo que más asusta a los lugareños es la presencia, casi siempre discreta, de «chulos» y proxenetas. «Si no te fijas mucho ni te das cuenta de que están por la calle, pero cuando surge algún problema con los clientes siempre están allí. Van cargados de cadenas de oro y vigilan a sus chicas», añadió Dolores.