Un abogado, con despacho abierto en Palma, ha sido condenado por la
Audiencia a una pena de dos años de prisión por cometer un delito
de falsedad en documento privado. El letrado, que no entrará en
prisión al carecer de antecedentes penales, falsificó una firma de
un empleado suyo en un documento, que después utilizó para evitar
que un banco le embargara los bienes de su despacho.
La sentencia, dictada por el tribunal de la Sección Primera,
señala que el letrado, A.S.H., compartía el despacho con un
compañero, pero éste quiso separarse. El acusado propuso comprar la
mitad del bufete, incluido muebles y equipos informáticos, por seis
millones.
El abogado había constituido mucho antes una sociedad, que
apenas tení actividad. Decidió que en la operación apareciera la
empresa como compradora de la mitad del bufete.
La sentencia explica que, aunque no había duda de que la
sociedad pertenecía a A.S.H., él no aparecía como administrador.
Para este cargo nombró a otro abogado, que estaba en el despacho
como pasante. Este abogado creía que este nombramiento formaba
parte de la actividad que se desarrollaba en el despacho, y que
esta sociedad era una más de las muchas que el bufete asesoraba en
sus negocios.
Para adquirir la mitad del despacho el abogado y su esposa
pidieron un préstamo a una caja de ahorros de seis millones de
pesetas. Días después de obtener el dinero el acusado, según afirma
la sentencia, le presentó un documento a su socio en el que se
formalizaba la operación. En dicho documento se señalaba que la
mitad del bufete la adquiría, no el abogado, sino la citada
empresa. El tribunal asegura que el abogado condenado falsificó en
dicho documento la firma del administrador, que era su pasante,
quien no le había autorizado a ello, ni le había entregado poder
alguno para poder hacerlo.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.