Manuel Zaro fue juzgado por injurias y calumnias. Esta acusación la
ejerce un abogado que en las últimas semanas ha sufrido una campaña
iniciada por «el látigo negro», que lleva días manifestándose
frente a los juzgados.
Acusa al letrado de quedarse con una comisión por una venta
inmobiliaria. Este abogado señaló que lleva aguantando esta campaña
desde finales de 1995, y afirmó que Zaro «está atentando contra mi
honor y mi fama». El denunciante explicó que representaba a unos
clientes interesados en vender un solar en Palma. Explicó que «el
látigo negro» acudió un día a su despacho diciéndole que actuaba
como intermediario y quería pactar una comisión. «Le dije que si
mis clientes reconocían su condición de intermediario no había
ningún problema para pagarle». Sin embargo, sus clientes no
reconocieron esta condición. Desde ese momento, según el abogado,
Zaro le ha llamado por teléfono insultándole, ha acudido a su
despacho para amenazarle, y después se ha dedicado a lanzar
panfletos en los que le llama ladrón.
Por su parte, «el látigo negro», defendido por el letrado Damián
Mercadal, insistió en acusar al abogado de haber acordado con él el
pago de una comisión «porque representaba a los dueños del solar»,
y después de haber realizado una operación a sus espaldas. El
acusado reconoció al abogado de la acusación, Gregorio San José,
ser el autor de los panfletos, «pero no querrá que le enviara
flores».
El dueño de una inmobiliaria confirmó la versión del acusado, y
dijo que el abogado se comprometió a pagar la comisión. En cambio,
los dueños del solar negaron el hecho de que «el látigo negro»
hubiera actuado como intermediario.
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