Un grupo de africanos rodea a varios policías para evitar una detención

El sospechoso, al darse cuenta de la presencia de la policía, intentó marcharse disimuladamente. Dos agentes le pararon y le preguntaron sobre la mercancía que había ofrecido a los turistas, al tiempo que le pedían que se identificase. El individuo, según la versión policial, hizo todo lo posible para no contestar. «Estoy cansado, siempre estais igual, no quiero darte nada, racistas», manifestó el senegalés a los policías. De pronto el individuo le dio un puñetazo en la cara a uno de los agentes (que perdió el equilibrio), al otro le dio un empujón, y después salió corriendo en dirección a un callejón.

Los agentes lograron darle alcance, iniciándose un forcejeo con el individuo, que comenzó a gritar. El africano, de gran corpulencia, fue reducido, pero logró zafarse cuando los policías lo conducían hacia el coche. En ese momento apareció un grupo de unos doce individuos de la misma nacionalidad que el detenido, que comenzó a gritar mientras avanzaba hacia los policías. Los agentes afirman que algunos de estos individuos esgrimían objetos en sus manos. Uno de los policías, ante el evidente peligro que se avecinaba, tuvo que hacer frente al grupo de senegaleses. Algunos de ellos le ordenaron al otro agente que soltara al detenido, al tiempo que le acusaba de ser un racista.

Los agentes pidieron refuerzos, pero mientras esperaban la llegada de sus compañeros, uno de los policías sacó su defensa reglamentaria, pero fue golpeado con un objeto contundente, que le hizo perder la porra. En ese momento el grupo de africanos rodeó a los policías. Uno de ellos, al verse en peligro, desenfundó su pistola y logró que el grupo se marchara.