El arma con la que fue apuñalado en repetidas ocasiones Félix
Lamela, el albañil asesinado en Can Picafort, sigue sin aparecer y
la Guardia Civil tampoco ha encontrado pruebas inculpatorias en su
apartamento de la Vía Diagonal, según confirmaron ayer en fuentes
de la investigación.
Las diligencias efectuadas hasta la fecha por la Policía
Judicial de Pollença no son concluyentes y si el principal
sospechoso está en prisión es porque varios testigos relataron que
habían visto a Félix y José Antonio juntos y discutiendo y porque
el acusado tenía pendiente una orden de búsqueda y captura por un
juzgado de Algeciras.
El acusado cuenta con antecedentes por peleas y agresiones y su
historial ha sido tenido en cuenta por el titular del juzgado de
instrucción número 4 para enviarlo a prisión. José Antonio E.M.,
mantuvo su inocencia durante el tiempo que estuvo detenido en los
calabozos de la Guardia Civil y los investigadores de la Policía
Judicial de Pollença no consiguieron que cayera en contradicciones
o que, finalmente, se derrumbara.
El miércoles, durante su comparecencia en los juzgados de Inca,
José Antonio, defendido por la letrada María Isabel Fluxá, insistió
en que era inocente. Reconoció que había pasado parte del día con
su vecino y que esa noche salieron de copas por algunos
establecimientos nocturnos. Recordó que ambos se hallaban muy
bebidos, pero aseguró que dejó a Félix en perfecto estado y que él
se fue a dormir a su apartamento. Los testigos, empero, lo
desmienten y algunos escucharon cómo advertía que iba a 'pinchar'
al fallecido, tal y como ocurrió minutos después.
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