Pedro Estarellas Bibiloni, el empresario mallorquín que murió
asesinado en la madrugada del pasado viernes en su vivienda de la
calle Ruiz de Alda, apenas pudo ofrecer resistencia frente a sus
agresores. Ésta es la conclusión que se extrae del examen de la
autopsia que practicaron el pasado lunes los forenses Juana Siquier
y Julio López Bermejo.
Estos resultados han sido comunicados a la magistrada Piedad
Marín, del juzgado de instrucción número 4, que mantiene el secreto
del sumario mientras la policía intenta localizar a los autores de
este asesinato. Sin embargo, a pesar del secreto sumarial, este
periódico pudo saber ayer que la víctima murió por una fractura en
la zona del cuello, lo que evidencia la brutalidad y el sufrimiento
que padeció el empresario mientras era golpeado por los
agresores.
En el examen forense también se han apreciado otras fracturas,
sobre todo en la zona craneal y en la cara, pero no eran de la
suficiente gravedad como para causarle la muerte. Sin embargo,
estas lesiones son la evidencia de que la víctima, que tenía 82
años, fue torturada. A pesar de que en un principio se sospechó que
la víctima también presentaba en la espalda una herida cometida por
arma blanca, los forenses comprobaron que esta lesión no
existía.
En la inspección ocular que se realizó en el lugar del crimen se
observaron manchas de sangre en varias habitaciones de la vivienda.
Estos restos muestran que los agresores arrastraron a la víctima
por varias dependencias con la intención de que les revelara donde
guardaba los objetos de valor, puesto que la policía no tiene
ninguna duda de que el móvil del asesinato era el robo.
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