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Sebastián B., uno de los sospechosos, mantiene que la noche del crimen estuvo con unos amigos y con su novia en un bar, por lo que él no pudo participar. Su abogado, Luis Moreno, citó ayer a declarar a cuatro testigos: su novia, un familiar y dos amigos. Todos confirmaron que estuvo en un bar, si bien, según fuentes judiciales, sus declaraciones tienen bastantes puntos que no coinciden. Los testigos dijeron que recordaron ese día porque era la «noche de las vírgenes». Sin embargo, fuentes de la acusación señalaron que ninguno de los testigos coincidió ni en las horas, ni en la zona del bar donde estuvieron reunidos aquella noche.

También declaró ante la juez Piedad Marín una hija del empresario asesinado. Confirmó que su padre era una persona muy precavida, y que no solía abrir nunca la puerta a una persona que no conocía. La hija declaró que conocía a Sebastián B., porque había trabajado en una reforma, y le había manifestado que su padre le había invitado a entrar en su casa y le había mostrado unos cuadros.

Sobre este sospechoso la juez escuchó la declaración de otro testigo, dueño de un bar, que declaró que había estado en su negocio el lunes siguiente del crimen. Este testigo también vio al otro detenido, José María C., merodeando por la zona días antes de los hechos. Este acusado ha sido el único que ha reconocido que estuvo aquella noche en la casa del empresario, pero que él no le mató, sino que fue Sebastián B. La juez interrogó a Sonia I., esposa de José María, que declaró como imputada. La mujer dijo que ella no sabía nada del crimen, y en las conversaciones telefónicas que recoge la policía, en las que habla de dinero, afirma que se refería a otros asuntos, puesto que otro de los detenidos (Pedro P.) le debía dinero a su marido.