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José María C., uno de los principales sospechosos del crimen del empresario Pedro Estarellas, prestó ayer una nueva declaración ante la juez Piedad Marín, que investiga los hechos. El acusado reconoció de nuevo que aquella noche estuvo en el piso del empresario, pero que no fue él quien le mató, sino que fue Sebastián B., el otro implicado.

Según explicaron fuentes próximas al caso, José María no había querido prestar declaración en la anterior citación porque dice que Sebastián le había amenazado con matar a su mujer y a su hijo. Sin embargo, ahora que el otro acusado está en prisión ya no teme esta represalia. José María explicó, en una declaración que se prolongó durante más de cuatro horas, que planeó con Sebastián realizar un robo en el piso del empresario. Dice que fue su compañero el primero en subir al domicilio y que la víctima le abrió la puerta. Mientras tanto, él aguardó en la calle hasta que se puso nervioso y tocó el timbre del portero automático. Quien le contestó fue Sebastián, que le dijo que subiera.

El detenido afirma que vio a la víctima inconsciente y maniatada (hasta la fecha lo había negado). Dice que intentó desatarle, pero que el otro acusado le dijo que «no lo hiciera porque ya estaba muerto». Declaró también que Sebastián estuvo buscando la caja fuerte por todas las habitaciones, mientras él se limpiaba en el baño la sangre de la víctima, dejando sus huellas en el grifo. El sospechoso afirmó también que la caja fuerte se la llevó Sebastián (cree que dentro había mucho dinero) y él se quedó con el dinero que había dentro de la cartera del empresario. También se quedó con las tarjetas de crédito porque, siempre según su versión, Sebastián le dijo que le darían medio millón por cada una.

El acusado afirma también que el botín del robo no se ha repartido. Explicó también que tras el crimen mantuvo varias conversaciones con Sebastián y éste le amenazó para que no contara lo que sabía. Fuentes próximas al caso señalaron que su versión está repleta de contradicciones.