Un juzgado de primera instancia de Mönchengladbach (centro de
Alemania) ha sentenciado sobre la demanda de un turista que se
alojó en un hotel de Menorca y pedía que le devolvieran parte del
dinero que pagó porque no pudo tener las 'relaciones íntimas
armónicas' que esperaba. La causa del 'desajuste sexual', según el
turista, es que contrató una habitación con cama doble y se tuvo
que conformar con dos individuales «que no estaban unidas entre
sí».
En la demanda, el turista señala que la primera noche en el
hotel pudo comprobar que ello le perjudicaba 'significativamente'
en sus costumbres sexuales y de sueño. Asegura que durante los 14
días de vacaciones no pudo tener «una experiencia de sueño y
relaciones íntimas pacíficas y armónicas, puesto que las camas
individuales, que además estaban situadas sobre una superficie
deslizante, se separaban al más mínimo movimiento». El demandante
solicitó una indemnización por importe de un 20% del precio del
viaje, de 3.078 marcos porque la situación le provocó, a él y a su
compañera sentimental, enfado, frustación y descontento.
Los responsables del hotel solicitaron la desestimación de la
demanda, puesto que, en su opinión, no se puede tomar en serio. El
juez de Mönchengladbach la estimó pero al final no condena a
indemnizar al entender que «no hay lugar». Un párrafo de la
sentencia señala: «El demandante no ha escrito con mayor detalle
cuáles son sus costumbres sexuales concretas que requieran camas de
matrimonio fuertemente unidas entre sí. Tampoco es que este punto
precisara de ulterior aclaración, puesto que las costumbres
particulares del demandante son irrelevantes, sino que se trata de
determinar si las camas son inapropiadas para el viajero medio y no
es éste el caso».
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