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Las carreteras de Mallorca volvieron a evidenciar que no pueden soportar una jornada de tráfico denso y de lluvia; o lo que es lo mismo, que cuando caen cuatro gotas las vías se convierten en un auténtico caos.

Desde el subsector de Tráfico de la Guardia Civil se atendió durante todo el día de ayer a unos 30 accidentes de distinta consideración y los servicios sanitarios y los bomberos se vieron desbordados con salidas continuas. En la carretera Valldemossa-Deià las precipitaciones alteraron la normalidad y se registraron hasta 11 siniestros, la mayoría salidas de vía y choque contra paredes, según informó la policía. Quince personas fueron atendidas por los sanitarios de las ambulancias, entre ellos un bombero y un policía.

En la carretera Can Picafort-Muro y en Artà-Colònia de Sant Pere la tónica fue similar y acontecieron varios accidentes con atrapados, que requirieron la presencia de los bomberos. En uno de ellos un niño de 15 años fue hospitalizado con pronóstico grave. En Vilafranca dos turismos se estrellaron con el saldo de seis heridos y en Palma -en la vía de cintura, las Avenidas, la calle Aragón y el Passeig Marítim- se vivió una jornada complicada. Al margen de las colisiones, la conducción fue especialmente traumática, ya que a la lluvia se sumaron las numerosas obras y las calles cerradas.

Por la mañana, el acceso al centro desde la Catedral quedó colapsado y durante todo el día la circulación fue lenta en la vía de cintura.