El presidente del grupo de Interpol especializado en delitos contra
menores, Robert McLachlan, reclamó ayer la armonización
internacional y el endurecimiento de las leyes sobre abusos
sexuales para combatir con más efectividad la explotación que
sufren millones de niños en todo el mundo.
McLachlan, cuyo grupo celebra una reunión en Palma en la que
participan expertos policiales de 34 países, resaltó que el
objetivo de Interpol no es «señalar con el dedo» los países donde
se producen más abusos sino contribuir al reconocimiento del
problema para poder hacer efectiva su represión. «Hay delitos
contra los niños en todos los lugares del mundo, aunque es cierto
que hay países donde hay más problemas» debido a la pobreza y a la
«tolerancia» de algunas agresiones a menores consideradas delito en
estados occidentales, indicó el experto británico.
La gran mayoría de delitos de los que son víctimas los menores
están relacionados con la explotación sexual y sus principales
manifestaciones son la desaparición y tráfico de niños, la
pornografía infantil y el turismo sexual. Aunque McLachlan resaltó
la dificultad de evaluar el número de niños víctimas de abusos
sexuales en todo el mundo, recordó que hay estudios que han
revelado que sólo en Asia los afectados «son millones».
Según explicó, el sudeste asiático, el Caribe, Suramérica y
Europa del Este son las áreas con mayor incidencia de la
explotación sexual de menores, pero este problema afecta también a
países desarrollados. No obstante, señaló que no se puede
establecer un paralelismo directo con las redes internacionales de
drogas en el sentido de que los productores son países pobres y los
ricos acogen a la población consumidora, porque la clave está en la
vulnerabilidad de los menores y su entorno, que aunque es más común
en el mundo subdesarrollado también se da en países ricos.
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